Estoy en una etapa realmente extraña en mi vida.
Bueno, generalmente salgo de una etapa rara, para pasar a otra igualmente extraña aunque diametralmente opuesta a la previa.
Hay muchos motivos hoy para sentirme completo en ciertos ámbitos (laboral, social), en otros siento que estoy en el camino correcto (económico, familiar), hay otros en los que se que he flaqueado y que esta completamente en mis manos retomar el camino (espiritual, salud).
Pero existe un rol en particular en el que me siento hueco, vacío.
Y es que en cuestión sentimental, simplemente estoy negado. Creo que ese personaje de (parafraseando a Ka!) “joven ejecutivo con deseos de superación” me esta pasando la factura.
El personaje que cree en los casi cinco años viviendo en Reynoranch (y del que rara vez me deshago) es el típico joven en sus veintes, profesional, posgraduado, bilingüe, ambicioso; con deseos de escalar un peldaño más; es también el personaje solitario que huye de todo compromiso sentimental. El estereotipo de hombre de familia con casa (de interés social o hipoteca), vagoneta para que viajen una flamante esposa también en sus veintes, igualmente profesional y ambiciosa y un junior a una nena orgullo de sus padres fue es una imagen que rechazo, incluso aborrezco (disculpen la falta de sensibilidad, pero es cierto).
Y el amor libre, sin ataduras, sin consecuencias no pierde aun su encanto, pero la última vez realmente este personaje saló muy mal parado.
Hace un año que G salió de su vida de la forma más repentina e inesperada (aunque, viniendo de G podría ser la única forma posible). Por un lado tiene plena conciencia que era el paso natural a la nada que se veía en el futuro compartido. Por otro, al despertar sólo todo, todo lo que él hace, es simplemente inútil. No hay con quien compartir lo bueno, lo malo, los sueños, los proyectos. Y como un niño que este año cumple treinta deja que las cosas solo pasen, y no piensa ni en invertir, ni en ahorrar, ni en las cuentas por pagar, todo simplemente pasa. Y un día es igual al anterior.
Y aunque el cuervo posado en el dintel del puerta diga “Nunca más”, en ocasiones extrañar es inevitable.
Ahora bien, de repente una persona realmente interesante entra en su vida y se siente tan incompetente para acercarse a ella, hablarle de futuros compartidos, porque simplemente no puede, ya no sabe como hacerlo, porque con las Ls y las Gs y las otras, nunca hubo necesidad de hacerlo.
Y rehuye además de aquella amiga que repentinamente ya no lo mira como un “tú”, sino como un “nos” (quizás porque esa amiga anticipó que el juego incluirá anillo, casa, coche y fines de semana con sus padres). Y paso de ser amiga con la que se puede pasarla bien a mujer de cacería (¡¡Por Dios!! ¡¡Que este personaje es del tamaño de un oso!! ¿Dónde diablos se oculta de las balas en este desierto??)
Quizás lo más estupido de este personaje es que cuando alguien más (no la persona que ya se fue, no la chica que ronda por la mente) demuestra cierto interés digamos “romántico” en él, simplemente no esta interesado: no es la persona que ya te partió su balance emocional, no es la persona que le interesa, no existe nada, absolutamente que le haga decir “vámonos por aquí” (y que conste que podría haber una amistad, intereses en común, buenos momentos compartidos), pero simplemente no hay click.
Lo único que lo salva es que es un personaje, el verdadero yo ni se inmuta (Gracias ostracismo).
-
Después de compartir un poco la histeria, les comento de mi nuevo artículo en la revista, esta vez es sobre una de mis películas favoritas: Grandes Esperanzas.
Bueno, generalmente salgo de una etapa rara, para pasar a otra igualmente extraña aunque diametralmente opuesta a la previa.
Hay muchos motivos hoy para sentirme completo en ciertos ámbitos (laboral, social), en otros siento que estoy en el camino correcto (económico, familiar), hay otros en los que se que he flaqueado y que esta completamente en mis manos retomar el camino (espiritual, salud).
Pero existe un rol en particular en el que me siento hueco, vacío.
Y es que en cuestión sentimental, simplemente estoy negado. Creo que ese personaje de (parafraseando a Ka!) “joven ejecutivo con deseos de superación” me esta pasando la factura.
El personaje que cree en los casi cinco años viviendo en Reynoranch (y del que rara vez me deshago) es el típico joven en sus veintes, profesional, posgraduado, bilingüe, ambicioso; con deseos de escalar un peldaño más; es también el personaje solitario que huye de todo compromiso sentimental. El estereotipo de hombre de familia con casa (de interés social o hipoteca), vagoneta para que viajen una flamante esposa también en sus veintes, igualmente profesional y ambiciosa y un junior a una nena orgullo de sus padres fue es una imagen que rechazo, incluso aborrezco (disculpen la falta de sensibilidad, pero es cierto).
Y el amor libre, sin ataduras, sin consecuencias no pierde aun su encanto, pero la última vez realmente este personaje saló muy mal parado.
Hace un año que G salió de su vida de la forma más repentina e inesperada (aunque, viniendo de G podría ser la única forma posible). Por un lado tiene plena conciencia que era el paso natural a la nada que se veía en el futuro compartido. Por otro, al despertar sólo todo, todo lo que él hace, es simplemente inútil. No hay con quien compartir lo bueno, lo malo, los sueños, los proyectos. Y como un niño que este año cumple treinta deja que las cosas solo pasen, y no piensa ni en invertir, ni en ahorrar, ni en las cuentas por pagar, todo simplemente pasa. Y un día es igual al anterior.
Y aunque el cuervo posado en el dintel del puerta diga “Nunca más”, en ocasiones extrañar es inevitable.
Ahora bien, de repente una persona realmente interesante entra en su vida y se siente tan incompetente para acercarse a ella, hablarle de futuros compartidos, porque simplemente no puede, ya no sabe como hacerlo, porque con las Ls y las Gs y las otras, nunca hubo necesidad de hacerlo.
Y rehuye además de aquella amiga que repentinamente ya no lo mira como un “tú”, sino como un “nos” (quizás porque esa amiga anticipó que el juego incluirá anillo, casa, coche y fines de semana con sus padres). Y paso de ser amiga con la que se puede pasarla bien a mujer de cacería (¡¡Por Dios!! ¡¡Que este personaje es del tamaño de un oso!! ¿Dónde diablos se oculta de las balas en este desierto??)
Quizás lo más estupido de este personaje es que cuando alguien más (no la persona que ya se fue, no la chica que ronda por la mente) demuestra cierto interés digamos “romántico” en él, simplemente no esta interesado: no es la persona que ya te partió su balance emocional, no es la persona que le interesa, no existe nada, absolutamente que le haga decir “vámonos por aquí” (y que conste que podría haber una amistad, intereses en común, buenos momentos compartidos), pero simplemente no hay click.
Lo único que lo salva es que es un personaje, el verdadero yo ni se inmuta (Gracias ostracismo).
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Después de compartir un poco la histeria, les comento de mi nuevo artículo en la revista, esta vez es sobre una de mis películas favoritas: Grandes Esperanzas.
2 comentarios:
Perdona el comentario anterior, lo borré por una idea incompleta, pero te iba a decir que en géneral las mujeres son conchudas, y cómo buscan compensar la falta de autoestima, de impulso o de confianza en sí mismas, necesitan un bien en el otro. Y las hay las que están conscientes de esto mismo y pudieran lidiar con ello.
Si te tocó una cazadora es porque quiere un trofeo que le parece inalcanzable o se la pone difícil.
Mientras, tu por tu cuenta, estás tratando de deshacerte de un personaje estereotipo que te tuvo rodeado por mucho tiempo, y a todos nos pasa, y eso sucede en Reynosa, es creadora de estereotipos que se hacen en una ciudad de plástico e insensibilidad. Nunca lo he dicho directamente, pero supongo que tu ya has de saber que odio Reynosa, y la llevo de relación amor-odio pues siempre fui la que leía, la que tenía un sentimiento que iba más allá del dinero, de las poses, del quedar en un papel. Supongo que si tengo que lidiar con algún personaje es con el de sensible incomprendida. Por algo rehuyo.
No es nada malo que reflexiones de eso y vivas tu presente, a final de cuentas, como dijo Nietzsche "¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?"
¿Sabes que sucede en Reynosa? La mayoría no acepta la honestidad simple y llana. Si esta chava insiste, simplemente dile que te viene a valer madres su vida y que no te interesa compartir nada con ella, tal y como te expresaste aquí ahora.
Woa!!! Ciudadana, me he dejado sin habla!!! Es usted una mujer de juicio muy duro...
Pipol!!! Subimos una reseñan de Plastic Beach, nuevo disco de Gorillaz, este es el Link: http://www.proyectoalterego.com.mx/welcome-to-the-world-of-plastic-beach.html
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